Apesar de que es algo que lleva con nosotros bastantes milenios, la pornografía sigue siendo un tema controvertido en nuestros días. Es cierto que nunca antes se había tenido un acceso tan sencillo e ilimitado como en el presente, porque ninguno de nuestros ancestros tuvo un recurso tan potente como Internet; y justo porque existe la pornografía online y ahora es un producto al alcance de cualquiera, hace unos años que comenzó a ser una auténtica preocupación.
La adicción al contenido xxx de la red empezó a ser una patología bastante frecuente al principio del milenio, y desde entonces muchos profesionales se han volcado en su prevención y curación. Pero lo que en estos momentos preocupa, después de que internet ya sea algo común en nuestras vidas, es la relación que existe entre el porno y los jóvenes de hoy. Psicólogos, educadores y toda una serie de profesionales que trabajan y estudian al colectivo han descubierto que para nuestros chicos y chicas (sí, también ellas ven porno) todo esta gran cantidad de material pronografico al que tan fácilmente acceden ha pasado de ser algo lúdico a mostrarse como una especie de manual del sexo. Y esto es realmente preocupante sobre todo si se aplica a la «primera vez» de los jóvenes.
Echar la culpa a la pornografía online de los malos hábitos sexuales que actualmente sufrimos en la sociedad es ir demasiado lejos y no sería demasiado justo. Podríamos estar de acuerdo en que los videos xxx que vemos en las webs para adultos no son desde luego un ejemplo de paridad sexual, llenos de estereotipos nada sanos en una pareja y prácticas que en ocasiones podrían resultar peligrosas para salud. Pero tampoco debemos olvidar que este tipo de contenido está realizado por profesionales, que hacen uso de mitos e iconos eróticos para excitar al público, y que como tales fantasías sexuales no deben ser consideradas como reales más allá de la pantalla.
Claro que en estos momentos el porno amateur también está pegando con fuerza, cosa que podría confundir a los chicos y chicas, pues ven cómo lo que han visto realizado por actores y actrices ahora lo recrean parejas o personas reales. Poco se puede hacer contra este hecho, pues parece que grabar porno casero se ha convertido en una nueva práctica sexual común, algo así como un preliminar; pero incluso eso ha de tomarse como una forma de excitación, al que puede dar morbo a todo el ambiente del momento y así hacer que el momento sexual sea más placentero.
Los expertos opinan que cuando los más jóvenes insisten en inspirarse en el porno para tener relaciones sexuales, estas pueden dar lugar no solo a prácticas malsanas, sino a problemas psicológidos tales como frustración, pérdida del placer sexual e incluso depresión. Como siempre, se anima a la comunicación con los padres, a que estos tengan conversaciones sobre sexo con los hijos dándoles una visión más real de la situación; y, sobre todo, les hagan entender que el porno no es más que una herramienta para potenciar y subir la libido, pero no el manual de sexo en el que muchos jóvenes parecen confiar a ciegas.
Las situaciones claramente machistas, las prácticas de sexo extremo, e incluso algunas posturas y formas de penetración que son vistas en la pornografía pueden incidir de forma negativa en las mentes de los chicos y chicas, influyendo no solo en su vida sexual, sino en su vida diaria. Así que la educación sexual debe formar parte de las enseñanzas a las que acceden nuestros hijos, no solo en los centros educativos, sino también y más importante, en casa y en familia.