• Terapias

    Diferencias entre coach sexual y sexólogo

    En cualquier campo, suele ser común que las personas con credenciales académicas tengan prioridad sobre aquellas con menos o ninguna. Esto es cierto cuando las personas solicitan empleo, obtienen clientes o obtienen artículos: sus títulos cambian, a pesar de hacer el mismo trabajo que colegas en su campo con «menos» credenciales.

    Este es un tema recurrente dentro de la psicología. Ya sea un coach de vida con un doctorado o un trabajador social con una maestría, lo que a menudo realmente diferencia a los profesionales de la terapia tiene más que ver con sus metodologías y la infraestructura burocrática en la que trabajan.

    La sexología es un término muy amplio que incluye muchos tipos de profesionales de la salud sexual. Un sexólogo es alguien que estudia la sexualidad humana a nivel académico y también en la práctica; ser sexólogo implica no sólo tener una formación avanzada y títulos en sexología sino un nivel en la práctica clínica. Esto significa que «sexología» es el término académico general para las personas que trabajan en el campo de la terapia sexual.

    A diferencia de un terapeuta sexual, un coach técnicamente no ofrece servicios de salud mental per se, a pesar de lo mucho que puede ayudar a los clientes con su salud mental.

    Todo se reduce a quién cubre qué. La gente generalmente sabe lo que es un terapeuta, pero el mundo del coaching sigue siendo ambiguo para muchos y es más difícil presentar un argumento de venta para algo que tiene menos credibilidad social. A pesar de que por este lado el proceso puede llegar ser frustrante, eso no les impide hacer un trabajo intencional y eficaz para ayudar a sus clientes a crecer. Como educadores sexuales y trabajadores sexuales, aplican su experiencia vivida y sus antecedentes a la forma en que abordan su trabajo con los clientes.

    Elegir cualquiera de los dos roles conlleva compensaciones. Si trabaja como coach, puede trabajar con quien sea y en cualquier lugar porque no hay licencia ni jurisdicción, pero con credenciales, puede tener más seguridad para conseguir clientes porque se sienten más seguros de su experiencia.

    Cada persona en este campo tiene su propia mezcla especial de cómo aborda su trabajo y, si bien algunos pueden tener más credenciales que otros, eso no significa necesariamente que sean más efectivos para ti.

  • Técnicas

    La sexoterapia del siglo XXI

    Ha pasado más de medio siglo desde que los afamados investigadores sexuales William Masters y Virginia Johnson comenzaron su investigación pionera sobre la sexualidad y la disfunción sexual. Ese trabajo sentó las bases para la terapia sexual moderna, y algunas de las técnicas que describieron en la década de 1960 todavía se usan hoy en día.

    Sin embargo, los tiempos han cambiado desde aquellos tiempos en los que las minifaldas podían escandalizar y las parejas de la televisión dormían en camas separadas. Sobre la base de las herramientas descritas por Masters y Johnson, una nueva generación de investigadores ha identificado formas novedosas de ver la sexualidad y formas innovadoras de tratar los problemas sexuales, incluidos los relacionados con la excitación, el deseo, el dolor y la incapacidad para alcanzar el orgasmo.

    Estos son algunos puntos de desarrollo que se tienen en cuenta en al actualidad:

    • Intervenciones basadas en mindfulness
      Además de las técnicas descritas por Masters y Johnson, herramientas como la terapia cognitivo-conductual (TCC), la terapia basada en las emociones y las técnicas de comunicación de pareja han sido los pilares del tratamiento de los problemas sexuales. Ahora, la terapia sexual basada en la atención plena se reconoce cada vez más como una intervención eficaz, dicen muchos terapeutas sexuales. Las terapias basadas en la atención plena son emocionantes porque son efectivas y ampliamente aplicables a muchos tipos de problemas sexuales.
    • Intervenciones de psicoterapia sobre medicamentos
      Viagra, el primer tratamiento oral aprobado por la FDA para la disfunción eréctil, salió al mercado en 1998. Dos décadas después, todavía hay un gran énfasis en los tratamientos farmacológicos para los problemas sexuales. Mientras tanto, sin embargo, los psicólogos están demostrando que se debe prestar más atención a las intervenciones psicológicas, que han demostrado ser efectivas.
    • Expansión de la inclusión
      Históricamente, la terapia sexual se ha arraigado en una visión tradicional: encuentros cisgénero, heterosexuales entre un hombre y una mujer. Incluso dentro de esa definición ya estrecha, la terapia sexual ha estado disponible principalmente para parejas casadas blancas, de clase media y media alta. Sin embargo, cada vez más, los investigadores que estudian la sexualidad y la terapia sexual adoptan una perspectiva más amplia.
    • La perspectiva de la pareja
      No es un descubrimiento nuevo que se necesitan dos para bailar tango, pero la mayoría de los estudios se han centrado en los problemas sexuales a nivel individual, especialmente la investigación sobre intervenciones para esos problemas. Cada vez más, los investigadores observan más de cerca el papel de las parejas.
    • Cambiar las actitudes hacia el sexo
      De alguna manera, el sexo es menos tabú de lo que era cuando Masters y Johnson comenzaron su investigación; sin embargo, el sexo sigue siendo un tema que incomoda a la gente. Al mismo tiempo, muchas personas todavía se resisten a la idea de buscar ayuda para sus problemas sexuales. Esa es una de las razones por las que los terapeutas sexuales son optimistas sobre el desarrollo de la telepsicología y las intervenciones basadas en la web. Las intervenciones digitales pueden construir un puente para las personas que tienen reservas para hablar sobre sexo en persona.
  • Sociedad

    El porno, un tutorial sexual para los jóvenes

    Apesar de que es algo que lleva con nosotros bastantes milenios, la pornografía sigue siendo un tema controvertido en nuestros días. Es cierto que nunca antes se había tenido un acceso tan sencillo e ilimitado como en el presente, porque ninguno de nuestros ancestros tuvo un recurso tan potente como Internet; y justo porque existe la pornografía online y ahora es un producto al alcance de cualquiera, hace unos años que comenzó a ser una auténtica preocupación.

    La adicción al contenido xxx de la red empezó a ser una patología bastante frecuente al principio del milenio, y desde entonces muchos profesionales se han volcado en su prevención y curación. Pero lo que en estos momentos preocupa, después de que internet ya sea algo común en nuestras vidas, es la relación que existe entre el porno y los jóvenes de hoy. Psicólogos, educadores y toda una serie de profesionales que trabajan y estudian al colectivo han descubierto que para nuestros chicos y chicas (sí, también ellas ven porno) todo esta gran cantidad de material pronografico al que tan fácilmente acceden ha pasado de ser algo lúdico a mostrarse como una especie de manual del sexo. Y esto es realmente preocupante sobre todo si se aplica a la «primera vez» de los jóvenes.

    Echar la culpa a la pornografía online de los malos hábitos sexuales que actualmente sufrimos en la sociedad es ir demasiado lejos y no sería demasiado justo. Podríamos estar de acuerdo en que los videos xxx que vemos en las webs para adultos no son desde luego un ejemplo de paridad sexual, llenos de estereotipos nada sanos en una pareja y prácticas que en ocasiones podrían resultar peligrosas para salud. Pero tampoco debemos olvidar que este tipo de contenido está realizado por profesionales, que hacen uso de mitos e iconos eróticos para excitar al público, y que como tales fantasías sexuales no deben ser consideradas como reales más allá de la pantalla.

    Claro que en estos momentos el porno amateur también está pegando con fuerza, cosa que podría confundir a los chicos y chicas, pues ven cómo lo que han visto realizado por actores y actrices ahora lo recrean parejas o personas reales. Poco se puede hacer contra este hecho, pues parece que grabar porno casero se ha convertido en una nueva práctica sexual común, algo así como un preliminar; pero incluso eso ha de tomarse como una forma de excitación, al que puede dar morbo a todo el ambiente del momento y así hacer que el momento sexual sea más placentero.

    Los expertos opinan que cuando los más jóvenes insisten en inspirarse en el porno para tener relaciones sexuales, estas pueden dar lugar no solo a prácticas malsanas, sino a problemas psicológidos tales como frustración, pérdida del placer sexual e incluso depresión. Como siempre, se anima a la comunicación con los padres, a que estos tengan conversaciones sobre sexo con los hijos dándoles una visión más real de la situación; y, sobre todo, les hagan entender que el porno no es más que una herramienta para potenciar y subir la libido, pero no el manual de sexo en el que muchos jóvenes parecen confiar a ciegas.

    Las situaciones claramente machistas, las prácticas de sexo extremo, e incluso algunas posturas y formas de penetración que son vistas en la pornografía pueden incidir de forma negativa en las mentes de los chicos y chicas, influyendo no solo en su vida sexual, sino en su vida diaria. Así que la educación sexual debe formar parte de las enseñanzas a las que acceden nuestros hijos, no solo en los centros educativos, sino también y más importante, en casa y en familia.

  • Homosexualidad

    La homosexualidad, tema de gran interés para sexólogos

    Como pudiste leer en el post anterior, uno de los primeros objetivos de la ciencia de la sexología fue, precisamente, la homosexualidad. Se podría considerar que fue la culpable de los prejuicios y los falsos mitos que hemos seguido arrastrando hasta la actualidad, porque la preferencia sexual de hombres y mujeres hacia personas de su mismo género se convirtió en el mayor acto de depravación, digno de estudio según la sociedad de la época. Y eso sentó las principales bases de la homofobia que siguió.

    Los múltiples sexólogos que abordaron el tema de la homosexualidad acabaron tratándola como una enfermedad, y aunque eso nos parezca una barbaridad, siempre es mejor que la opinión de la Iglesia, que directamente lo trataba como una posesión del alma y el cuerpo por algún ente demoníaco. Vamos, que entre sexoterapia y exorcismo, por supuesto que muchos elegían lo primero, aunque en realidad, en esos tiempos, lo uno no estaba tan lejos de lo otro, no te vayas a creer.

    Sin embargo, un dato curioso que no puede dejar de señalarse: todo este revuelo, este interés por la homosexualidad humana, se refería casi exclusivamente a los hombres. ¿Y las mujeres homosexuales? Ah, no, las señoras no tenían que pensar en el sexo porque, no lo olvidemos, su lugar era el hogar y su misión la procreación, ¿quién había dicho nada de disfrutar de su sexualidad? Así que nada, ni con hombres ni con mujeres, las boyeras no tenían cabida en la sociedad en el momento en que la sexología daba sus primeros pasos y se hacía popular.

    Pero por supuesto, las lesbianas existían, antes, entonces y siempre, por mucho que no se las reconociera. Lo mejor es que si nos fijamos en algunas películas lésbicas rodadas no hace tanto tiempo, nos damos cuenta que en realidad siguen siendo un poco invisibles para la sociedad; y si no lo son, realmente se les trata como a mujeres que han perdido un poco el norte, sin saber muy bien qué hacer con su sexualidad. Vendría a ser algo así como que estas tías no tienen ni idea de lo que les gusta, están confundidas o algo, o directamente aburridas de sus experiencias con los hombres; entonces, en vez de renunciar al sexo con el género contrario, directamente buscan en el propio el placer que no han acabado de encontrar. Pero no nos equivoquemos, eso no las llena para nada.

    Ni falta hace decir que la realidad no es así, que el ser tortillera es tan válido como el ser gay. Y parece que para equipararlos en todos los sentidos, las mujeres homosexuales han empezado también a sentir la homofobia, y así han llegado también a ser discriminadas por su condición sexual (mira tú por dónde ha salido lo de la igualdad de sexos). Así que, realmente, me encanta ver vídeos porno gay y de lesbianas aunque no sea seguidor del sexo lésbico; porque cada vez más esta categoría pornográfica gana adeptos, no sólo homosexuales sino también heteros, y demuestra que todos somos mucho más tolerantes de lo que creemos, cuando se trata de obtener placer gracias a nuestros sentidos, y olvidamos opiniones retrógradas y tabúes, ¿que no?

    En fin, la parte buena es que por fin la sexología ha dejado de ocuparse de la homosexualidad en plan enfermedad o dolencia, y ahora se dedica a tratar los problemas individuales o de pareja, sin que importe ni el sexo ni la preferencia sexual de ninguno de sus pacientes. Algo por lo que congratularnos, y hacernos olvidar sus infames orígenes, que en realidad estaban muy influenciados por la sociedad de la época. Así, al menos hay ahora un tabú menos del que preocuparnos.

  • Antecedentes

    Breve historia de la sexología

    Durante los últimos 150 años, parece que el estudio del sexo ha interactuado con la sociedad en general para influir y ser influenciado por la moral, las ideologías y los comportamientos sociales actuales.

    En 1896, Richard von Krafft-Ebing publicó su libro Psychopathia Sexualis, un texto histórico en el estudio de las manías y las desviaciones sexual que comprende 238 estudios de diferentes casos. Las perversiones del instinto sexual eran, en su opinión, causadas por la degeneración, que se definía popularmente como debilidad hereditaria o corrupción en el pedigrí familiar. Henry Havelock Ellis y Sigmund Freud fueron fundamentales para sacar a la sexualidad del frío victoriano, pero ambos estaban suficientemente influenciados por las opiniones de la época como para basar sus interpretaciones de la sexualidad en términos de control-represión e impulsos. Ellis, nacido en Croydon en 1859, estudió medicina en el Hospital St Thomas’s de Londres y fue miembro de la Sociedad Socialista Fabiana; era un partidario de la liberación sexual y escribió varios libros, entre ellos un volumen de seis Estudios en Psicología del sexo, publicados entre 1897 y 1910, que intentaban analizar lo que comúnmente se llamaba «instinto sexual». Los libros causaron una tremenda controversia y fueron prohibidos por varios años. Sigmund Freud es conocido por sus filosofías y su visión del deseo sexual como la principal energía motivadora en los humanos; en 1905, publicó Tres ensayos sobre la teoría de la sexualidad en el que postuló la sexualidad como la fuerza impulsora de la neurosis (a través de la represión) y la perversión.

    A partir de la década de 1920 y culminando en la década de 1940 y 1950, la ciencia de la sexualidad se alejó del estudio de los delincuentes y los aspectos pervertidos de la sexualidad (que en ese momento incluía la homosexualidad) a una tradición más de contabilidad social centrada en el comportamiento sexual de la gente relativamente normal.

    En 1938, se le pidió al Dr. Alfred C. Kinsey, profesor de zoología en Harvard, que coordinara un curso matrimonial en la Universidad de Indiana (que consistía en conferencias en biología, psicología, sociología y ética del sexo y la reproducción); fue un excelente y admirado taxonomista y un coleccionista por naturaleza. Incapaz de responder las preguntas de sus alumnos sobre el tema del sexo y la reproducción debido a la escasez de datos sobre sexualidad humana, comenzó a recopilar sus propios datos, y con su investigación, los alumnos recopilaron más de 18,000 historias sexuales de personas (incluido su propio padre, quien era un hombre profundamente religioso y dominante). En 1947, el Instituto Kinsey se estableció como una corporación sin fines de lucro afiliada a la Universidad de Indiana. Kinsey publicó los libros Comportamiento sexual en el hombre humano(1948) y Comportamiento sexual en la mujer humana (1953). 

    Más recientemente, John William Money (1921-2006), investigador sexual, psicoendocrinólogo pediátrico y cofundador de la Clínica de Identidad de Género en Johns Hopkins, definió los conceptos de rol e identidad de género basados ​​en su trabajo con personas intersexuales; también estableció el transexualismo como categoría diagnóstica y disciplina académica. 

  • General

    La sexualidad humana, objeto de estudio

    La sexología es el estudio científico interdisciplinario de la sexualidad humana, incluidos los intereses, el comportamiento y la función sexual humana. El término en general no sólo hace referencia al estudio no científico del sexo, sino también al análisis político o la crítica social. En la sexología moderna, los investigadores aplican herramientas de varios campos académicos, incluyendo biología, medicina, psicología, estadística, epidemiología, sociología, antropología y criminología. Los sexólogos estudian el desarrollo sexual, la orientación sexual, el desarrollo de las relaciones sexuales, así como la mecánica de las relaciones sexuales; también documentan las sexualidades de grupos especiales, como los discapacitados, el desarrollo infantil, los adolescentes y los ancianos. Los sexólogos también estudian disfunciones, trastornos y variaciones sexuales, incluidos temas tan variados como la disfunción eréctil, la anorgasmia, y hasta la pedofilia.

    La terapia sexual es un tipo de terapia de conversación diseñada para ayudar a individuos y parejas a abordar los factores médicos, psicológicos, personales o interpersonales que afectan la satisfacción sexual. El objetivo de la terapia sexual es ayudar a las personas a superar los desafíos físicos y emocionales para tener una relación satisfactoria y una vida sexual placentera.

    Marcadas las definiciones de ambos términos, no es muy difícil adivinar que este blog se inclina más hacia la sexoterapia que a la sexología; no porque la segunda no nos interese, sino porque en realidad no somos científicos, ni estamos preparados para tomar la sexualidad desde su punto de vista más empírico para solucionar problemas sexuales prácticos. Sin embargo, aunque no pretendemos tomar el lugar de los profesionales, hablar sobre nuestra sexología, poner puntos en común y exponer nuestras dudas y experiencias puede hacer que una terapia sexual entre un grupo sea algo fácil, siempre que nos enriquezcamos de los conocimientos y vivencias de otros.

    Una vida sexual satisfactoria es vital para la salud por muchas razones. Los elementos físicos y emocionales de una vida sexual saludable tienen beneficios de largo alcance , que incluyen presión arterial baja, mejor salud cardíaca y reducción del estrés: el sexo también es una parte natural y divertida de la vida.

    Sin embargo, para algunas personas, el sexo es una fuente de gran ansiedad y preocupación. La disfunción sexual puede conducir a complicaciones en la relación, pérdida de confianza y muchos otros efectos negativos; la terapia sexual es un enfoque integrador para tratar y eliminar los desafíos subyacentes. Algunas de sus causas pueden ser físicas, como problemas de circulación; también pueden ser problemas psicológicos, como ansiedad, estrés y problemas de confianza. La terapia sexual puede ayudar a las personas y a las parejas a encontrar una manera de tener una comunicación abierta y honesta para que puedan resolver cualquier inquietud o desafío hacia una vida sexual sana y feliz.

    Para terminar este post, quisiera referirme a ciertos mitos que acompañan a la terapia sexual, y que mucha gente cree e incluso les hace renunciar a ella, sin poder beneficiarse de sus resultados que realmente pueden cambiar su calidad de vida. Algunos de los más comunes son estos:

    • ¿Tendremos sexo frente al terapeuta?: La única actividad que ocurre en la sala de terapia es hablar. A veces puede haber risas, a veces lágrimas, pero NUNCA desnudez o sexo.
    • ¿La terapia sexual es sólo para problemas sexuales «serios»?: Cualquier problema es grave si interfiere con cómo te gustaría que fuera tu vida sexual. La mayoría de las personas experimentan dificultades sexuales en algún momento de sus vidas; eso es normal, pero si te molesta, no hacer algo al respecto a veces puede empeorar las cosas. 
    • Si necesitamos tomar terapia sexual, ¿es que tenemos problemas de pareja?: Para la mayoría de las personas, es justamente lo contrario: reconocer que su vida sexual no es como les gustaría que sea y obtener ayuda es un paso realmente positivo. Tomarse un tiempo para pensar en lo que está pasando mal para ambos puede ayudar a evitar que las dificultades se propaguen de su vida sexual a otras partes de la relación.
    • El terapeuta quedará avergonzado con nuestros problemas: Los terapeutas sexuales están acostumbrados a ayudar a las personas a superar todo tipo de problemas sexuales; realmente, por poca experiencia que tengan, no creas que será la primera vez que escuchen sobre cualquier trastorno sexual que puedas llegar a tener, a solas o con tu pareja.
    • ¿Debo tener una pareja para poder tomar terapia sexual?: Sentirse bien sexualmente no se trata sólo de tener una pareja, por lo que buscar información o apoyo práctico de un terapeuta puede ayudarte a sentirte más seguro a la hora de mantener relaciones sexuales contigo mismo o con una futura pareja.